sábado, 20 de octubre de 2012

Una exposición antológica recuerda la vida y obra de José María Cruxent


Cruxent a principios de los años sesenta | Foto: Archivo Thea Segall. Cortesía Sala TAC


Cruxent a principios de los años sesenta | Foto: Archivo Thea Segall. Cortesía Sala TAC

DIAJANIDA HERNÁNDEZ G.20 DE OCTUBRE 2012 - 12:01 AM


Un humanista integral, dedicado a la ciencia, a la arqueología, a la investigación, a las artes. Pionero de las ciencias sociales modernas. Trabajador incansable. Ese fue José María Cruxent. Para rendirle tributo y recordar su vida y obra, la Sala TAC del Trasnocho Cultural inauguró el jueves la muestra antológica Materia estética.
La exposición, que contó con la curaduría de Ruth Auerbach, reúne una selección de piezas y de objetos personales de Cruxent. Junto con la exhibición, la sala ofrece un catálogo con textos de Miguel Arroyo y de Frank Popper y la biografía editada en 2010 por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, titulada El espíritu de la materia.

Entre la ciencia y el arte. El año pasado se conmemoró el centenario de José María Cruxent, quien nació en Sarrià, España, en 1911. El relato de su vida revela que fue un hombre con espíritu emprendedor. Antes de que comenzara la Guerra Civil Española comenzó a recibir clases de arqueología en la Universidad de Barcelona. El conflicto armado lo obligó a interrumpir sus estudios y, con 27 años de edad, se incorporó al Frente Republicano. Forzado a abandonar su país, pasó una temporada en París, donde se acercó al surrealismo y asistió a conferencias de André Breton.
Cruxent llegó a Venezuela en un barco maderero sueco en 1939 y murió en Coro el 22 de febrero de 2005. Fue el país que escogió para vivir y donde desarrolló su labor arqueológica, antropológica, de investigación y su carrera como pintor. “No vine a buscar petróleo, sino a sacrificarme por las ideas”, decía. Sus aportes en el campo científico y humanístico son invaluables y la lista de labores que desarrolló es monumental.
Considerado el padre de la arqueología científica en Venezuela, fue director y conservador de arqueología del Museo de Ciencias de Caracas, miembro de la National Geographic Society de Washington, miembro titular de la Sociedad de Americanistas de París y fundador de la cátedra de Arqueología de la Escuela de Sociología de la UCV y del Centro de Antropología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, entre otras actividades. En 1987 se reconoció su trabajo con el Premio Nacional de las Ciencias, mención Ciencias Sociales.
La actividad de Cruxent en el campo de las artes comenzó en 1960, cuando participó en el salón Espacios Vivientes, realizado en Maracaibo. Luego tuvo exposiciones colectivas e individuales, dentro y fuera del país. Fue parte de la vanguardia artística venezolana, perteneció a El Techo de la Ballena y también acompañó las muestras que organizó el grupo. La crítica clasifica su obra en cuatro momentos: figurativo, informalista, paracinético y la síntesis entre ciencia y arte. Usaba para sus piezas materiales no convencionales, lo que derivaba de un asunto vital: la necesidad expresiva. En alguna ocasión declaró que pintar era para él una urgencia casi fisiológica, que lo impulsaba a usar cualquier material para lograrlo.
Revisar la vida de José María Cruxent es acercarse a una persona poco corriente y, como señala la arqueóloga Alberta Zucchi –que fue su alumna–, a un personaje “genial, polifacético y, como tal, frecuentemente difícil y controversial”.

Materia estética. Cruxent antológico 1959-1975
Sala TAC, Trasnocho Cultural
Hasta el domingo 25 de noviembre
Martes a sábados, de 10:00 am a 9:00 pm
Domingos y feriados, de 1:00 pm a 9:00 pm

fuente: http://www.el-nacional.com